Como hemos cambiado…

Cuando estaba en el colegio, exactamente en segundo año de bachillerato y era “PROM” solamente podía pensar una cosa: finalmente iba a tener toda la libertad del mundo, al entrar a una Universidad en San Salvador, pues soy de Santa Ana. No había nada que me emocionara más que eso, no veía la hora de valerme por mí misma y hacer lo que quisiera.

Y así empecé teniendo más libertades que nunca, no había nadie detrás de mí diciéndome “levantate” “ordená” “estudiá” y para mí la vida era lo máximo porque “ya estaba grande”.

Con el pasar del tiempo me dí cuenta que tampoco había nadie detrás de mí diciéndome “tenés hambre?” “te sentís mal?” “querés algo del súper?” y fue en ese momento en el que empecé a valorar mi casa, mi familia, mi hogar…

Y ahora, es domingo en la noche y mañana tengo que irme a San Salvador y sólo puedo pensar en como he cambiado, porque ahora no quiero irme, quiero estar en mi casa, con mi mami, mis perritas y todas las atenciones de las que me ví rodeada tanto tiempo y no aprecié…

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